Escrito por Sergio García
En su evolución a partir de la década de los años 50, diversos autores refieren que la logística muestra tres etapas fundamentales:
La orientada a la distribución física.
La logística dirigida a la organización de las actividades internas del flujo de materiales en la empresa y,
La logística como integración de las actividades internas y externas del flujo de materiales en la cadena de suministros en la que se halla inmersa la empresa.
Con independencia de las etapas referidas, los principios básicos de la logística se han centrado en la organización y secuencia de procesos, la reducción de costos y en la mejora de la calidad de los productos ofrecidos al mercado. El binomio calidad y reducción de costos, se convirtió en un paradigma de las organizaciones denominadas “inteligentes”, las cuales, a medida que mejoraban sus procesos y calidad, obtenían como resultado mejores costos.
De esta forma, se dio especial énfasis al diseño de sistemas y procedimientos en busca de la estandarización de procesos, los cuales además de ser elaborados por los propios colaboradores involucrados en cada uno de ellos, debían lograr la certificación de instituciones reconocidas en la materia, como los denominados ISO 9001 o 14001 emitidos por la Organización Internacional de Normalización, bajo la premisa de “escribir lo que se hace y hacer lo que se escribe”.
Las certificaciones así obtenidas, distinguen a las empresas dentro de la élite de la denominada clase mundial y abarcan no sólo procesos logísticos sino también la evaluación de resultados y la eficiencia de controles administrativos alrededor de las actividades de las organizaciones.
Este enfoque dio como resultado el surgimiento de la denominada Reingeniería de procesos que en esencia, privilegia la ejecución de los procesos logísticos por parte de los actores involucrados y abandona teorías organizacionales como la “división del trabajo” o la “pirámide jerárquica”. En muchas empresas surgen las direcciones de logística las cuales aglutinan las tradicionales áreas funcionales bajo un solo mando, con estrategias como la “alineación de recursos” orientadas hacia la “satisfacción de los requerimientos de los clientes”.
Dentro de estas etapas de la evolución logística, se fue consolidando la corriente del libre comercio y el fenómeno de la globalización a nivel mundial, que a su vez fue conformando el concepto de Cadena de Suministro como aquel donde todos los involucrados operan de manera sincronizada en un proceso paraguas de “principio a fin”, desde el proveedor del proveedor hasta el cliente del cliente.
Es entonces que para aprovechar las ventajas competitivas de las diferentes regiones del mundo, se identifica claramente a las proveedoras de materias primas e insumos y se da pie a la relocalización de las plantas industriales y de los centros de distribución de productos terminados, soportados por una parte por los sistemas logísticos y por la otra, por las modernas tecnologías de la información, a fin de contar con la capacidad de enfrentar la dinámica de los intercambios comerciales.
Es en este entorno donde surge la tercerización de procesos, cuando las empresas dejan en manos de terceros (prestadores de servicios especializados), aquellas actividades que no forman parte de su negocio central o “Core Business” como es el caso del transporte, almacenamiento o la asesoría en comercio exterior.
La velocidad en el incremento de los intercambios y la creciente presión de los requerimientos de los diferentes mercados a nivel global, provocan también la adecuación de los procesos de revisión y despacho aduanales y su rápida tecnificación, a fin de proporcionar la suficiente dinámica a los flujos de mercancías, sin detrimento del control y la seguridad en las operaciones de comercio exterior.
Es a partir de entonces que se afirma que: “la competencia global ha dejado de ser entre empresas para pasar a ser entre cadenas de suministro”.
Un siguiente estadio de mayor complejidad y alcance para las cadenas de suministro conocido como “logística colaborativa”, se desarrolla bajo el principio de compartir el conocimiento generado, a fin de lograr el éxito de las ideas innovadoras en los procesos y alcanzar una mayor eficiencia en costos y resultados.
Entre ellas, surge el concepto de Big-data concebido como una solución tecnológica al servicio de las empresas, donde el manejo óptimo de los datos generados en su entorno es sinónimo de innovación, competitividad y crecimiento, pero sobre todo, les permite tomar decisiones inteligentes y rápidas en favor del cumplimiento de los objetivos del negocio.
Este término, que cada vez está más en boga en las empresas de todos los giros y tamaños, es conocido también como datos a gran escala, y hace referencia a la gestión y análisis de enormes volúmenes de información que generan las actividades y los clientes de la organización dentro de su entorno, mismos que no pueden ser tratados de forma convencional y se evalúan con ayuda de la tecnología.
Otra innovación de alcances incalculables para la logística en el futuro cercano, es el denominado “internet de las cosas” o la digitalización del mundo físico, donde cualquier objeto, aparato o dispositivo puede ser reconocido de manera individual y proporcionar información práctica a la “nube” vía internet, como es el caso de la caducidad de los alimentos contenidos en un refrigerador o las estadísticas de los kilómetros recorridos y el desgaste de un neumático o bien, la detección de una caries por nuestro cepillo de dientes, el cual sería capaz de generar una cita con el dentista.
Fuente: http://www.aduanasrevista.mx/de-logistica-a-cadena-de-suministro/